De mi propia pluma (XIII):
Hechos 7, 17-35. En el momento que a Dios le dé la gana:
El discurso de Esteban ante el concilio de los judíos que lo juzgaba resulta ser un resumen de todo lo que los propios judíos decían creer. Esteban pretende ponerles delante el hecho duro, pero cierto, de que han dejado pasar por alto al Mesías hasta el punto de ser responsables de su muerte. Ese Mesías era Jesús, y ellos lo condenaron a muerte. Y para demostrarlo, Esteban va repasando todos los episodios de la Biblia que hablan de la promesa de un Mesías hasta llegar al propio Jesús.
En este fragmento de su largo discurso, Esteban se detiene ante la figura de Moisés. Figura en la que él ve un anuncio de lo que le va a suceder a Jesús. Pero no adelantemos acontecimientos, quiero solo centrarme en dos puntos de la historia de Moisés. En el primero, Moisés, varón alabado por todo Egipto, criado en palacio, como hijo de la realeza, en la plenitud de su vida (pues tiene cuarenta años) decide visitar a sus hermanos judíos, que viven esclavizados. En su paseo ve a un egipcio que maltrata a un judío, y no pudiéndolo soportar, mata al agresor. Sin duda, Moisés debió pensar que dicho gesto sería agradecido por sus hermanos judíos, y que lo admirarían y seguirían. Nada más lejos de la realidad, puesto que otro día, intentando mediar entre un judío que maltrataba a otro judío, el agresor le echó en cara a Moisés que nadie le había hecho jefe de los judíos ni mediador entre ellos. Es decir, que le criticaba lo que había hecho con el egipcio, no porque fuera un asesino, sino porque quería hacerse con esa actitud el juez y parte en los conflictos de los judíos.
Después de eso, sabemos que Moisés huye a la región de Madián. No queda claro si es por temor a ser condenado por asesinato (él era hijo de la realeza y puede que fuera juzgado con más indulgencia) pero lo cierto es que se pasa otros cuarenta años viviendo como humilde pastor de ovejas, alejado del lujo de Egipto. Sin duda había olvidado todas esas ínfulas y deseos de ser el libertador de los judíos. Pero entonces, cuando menos se lo esperaba, Dios se le apareció y le mandó a liberar en su nombre a sus hermanos.
En ese momento del relato Esteban señala que ese mismo Moisés al que había despreciado su pueblo vuelve para ser su líder. ¿Qué ha cambiado? Lógicamente, hay unos años de diferencia y más experiencia, sí, pero no es solo eso. También estaba todo el proceso de aprendizaje que había llevado a cabo Moisés para ser más humilde, empezando por atender a ovejas estúpidas durante cuarenta años en lugar de ser un líder de masas, sí, pero hay algo más. Yo creo que la clave para que Moisés fuera entonces y no antes un líder estaba en Dios, no en Moisés. Creo que la cuestión era que Moisés habían intentado liderar su pueblo en el momento en el que él se creía más fuerte y preparado. Tal vez, me imagino, pensó que lo que necesitaban los judíos era un caudillo fuerte y joven que les llevase a la victoria a través de una rebelión violenta. Pero sin embargo no contaba con que Dios tiene su tiempo para hacer las cosas, y Dios le hizo esperar. Quizá lo hizo para hacerle paciente, quizá por otras razones que se nos escapan. Pero lo cierto es que cuando Dios mandó a Moisés a liberar a los judíos ése era el momento, y no antes. La prueba es que todo salió bien al final y el pueblo fue liberado.
Apliquemos esta enseñanza a lo que pasa en algunas iglesias. ¿Cuántas veces hemos oído a alguien decir que está destinado para tal o cual trabajo dentro de la Iglesia? ¿Cuántas veces se han alzado predicadores, profetas, etc, diciendo tienen un don? ¿Y cuántas veces hemos visto que esas mismas personas no llegaban a ser lo que ellas mismas presumían, a pesar de que decían que Dios les había dado ese don? ¿Por qué pasan esas cosas? Yo creo que la razón es porque no ponen a Dios en el centro de sus vidas, y sobre todo, porque no le dejan actuar. El hará lo que tenga que hacer con cada uno de nosotros cuando le dé la gana, para eso es Dios. Muchos grupos eclesiales e iglesias han fracasado porque se han puesto a hacer algo en el momento en que no debían, cuando no estaban preparados. Dios tiene su tiempo para hacer las cosas, que suele ser más lento que el nuestro. Por eso, yo desconfío de aquellos que hablan de grandes iglesias levantadas en poco tiempo, porque puede que se hayan levantado sin tener en cuenta si Dios quería que todo fuese tan rápido. La madre Teresa de Calcuta tardó muchos años en levantar su orden y organizarla, los grandes reformadores de la Iglesia dedicaron toda su vida a hacer una Iglesia más cercana al Evangelio, y a veces fueron sus discípulos y no ellos los que vieron el fruto, los cristianos primitivos, como Esteban, predicaban sin miedo la Palabra de Dios, y no vieron el triunfo y la extensión de la Iglesia por todo el Imperio, porque los mataron antes. Dios no actúa cuando querría el hombre. Trinidad trip planner http://www.iglesiadelatrinidad.org/de-mi-propia-pluma-xiii/Dios actúa en su momento, y se toma su tiempo.
Por eso, toma también tiempo para estar con Dios, escúchale, no te ciegues en lo que a ti te parece. Mira que muchos se han despistado pensando que hacían lo correcto, y en realidad estaban defendiendo sus puntos de vista dentro de la Iglesia, y consecuentemente luchando contra la voluntad de Dios.
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